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CADA VEZ MÁS VIEJOS, MÁS LÚCIDOS

Necesariamente, vivimos en una sociedad que avanza hacia una población envejecida y envejeciéndose. Esto es algo evidente para muchas personas y es algo en lo que esta sociedad debería reflexionar porque nos acercamos a una sociedad donde los mayores de 65 años van a ser un porcentaje de la población.

Parece que, a pesar que los gobiernos son los primeros en tener acceso a datos demográficos y estadísticos, no se están dando por aludidos en lo que se refiere a ponerse manos a la obra y preparar un camino que nos lleve a la gente corriente a tener la confianza suficiente en que las políticas de Servicios Sociales puedan encargarse de sus responsabilidades.

Nuestros mayores son las personas que han construido esta sociedad, y la han hecho llegar hasta donde nos encontramos. Hemos llegado tan lejos porque ellos y ellas han vivido con un espíritu de sacrificio notable, que esperan sea compensado, al menos en parte, cuando les toque a ellos recibir ayudas y servicios.

images (1).jpg En las sociedades desarrolladas los mayores de 65 años se acercan al 25% del total de población, con lo que viviríamos más tiempo como viejos que como jóvenes. Estadísticamente, los hombres son capaces de ejercer más fuerza en un momento dado, pero son menos resistentes que las mujeres. Las mujeres son más longevas, con peores pensiones, peor acceso a recursos económicos, asociativos y representativos. Los hombres, además, viven con mejor salud y, en el caso de caer enfermos, tiene más probabilidad de contar con cuidadores gratuitos y eficientes (esposa, hija, hermana) que les atiendan.

Tal como se desarrollan los acontecimientos, nuestros mayores, y nosotros/as mismos/as dentro de no mucho tiempo, podrán encontrarse con la sorpresa de que no se les atiendan en las condiciones más óptimas, sobre todo las mujeres.

El trabajo no remunerado que se hace en los hogares equivale a 28.000.000 de puestos de trabajo de jornada completa del sector servicios. El que se remunera, no se hace de forma legal y declarada en un porcentaje muy alto, en torno al 80%. Es un trabajo que no repercute al Estado, con lo que no se cotiza.

Para las personas mayores, el Estado y las adminstraciones públicas son su principal interlocutor económico aunque cada día, como cualquier ciudadano tributa por cada pequeña adquisición. Cada trimestre, en pagos de IVA; cada junio o noviembre, con el IRPF o el IBI; cada ocasión importante, por los impuestos de plusvalías o actos jurídicos documentados; por lo que los mayores también son consumidores y parte activa de nuestra sociedad y como tal, debemos preocuparnos por su bienestar y deben hacer valer sus derechos.

images (2).jpg Cuando se iniciaron los sistemas de seguridad social con jubilaciones a los 65 años, la media de esperanza de vida era dos años más al momento de la jubilación. Actualmente en España, con gran probabilidad esos dos años pasan a ser veinte años más, algunos con fragilidad. Muchas de las personas que se están jubilando ahora, y en los años venideros, lo están haciendo con pensines de media más altas, debido a sus mejores categorías laborales.

Hay que replantearse cómo se va a gestionar y programar todo esto por parte de los sucesivos gobiernos. El cambio es necesario y vamos a tener que adaptarnos a un paradigma social y económico diferente al conocido.

Se van a necesitar cuidadores. Cuidadores formados, remunerados, y con una cualificación profesional adecuada al trabajo que están realizando, porque el grupo de población que más crece actualmente es el de mujeres mayores de 75 años, un grupo vulnerable y que puede estar muy cercano a la dependencia, por lo que nos gustaría que se contara con títulos adecuados y mejor valorados por la sociedad para cuidar a los más vulnerables de nuestros mayores.

Es un campo de trabajo que va a crecer en los próximos años y que debe ser atractivo y bien valorado, para que los cuidadores que tengan nuestros mayores sean personas formadas, motivadas y con un perfil profesional que sea bien visto por el resto de la sociedad.

Desde SAD ASISHOGAR nos preocupamos por realizar formación complementaria a la que actualmente tienen nuestros auxiliares de ayuda a domicilio, realizando encuestas periódicas de necesidades formativas e impartiendo los cursos solicitados.

Este artículo se ha realizado consultando, entre otras fuentes, los artículos publicados en diversas revistas por Mª Angeles Durán, Catedrática de Sociología.

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